
Cuando hablamos de herencias, a veces parece que estamos en medio de una telenovela: peleas familiares, secretos, testamentos misteriosos… Pero si algo es cierto, es que los trámites para repartir una herencia pueden ser más sencillos de lo que parecen, siempre que se hagan las cosas bien. Y ahí es donde entra en juego la colación hereditaria, un concepto legal que, aunque suena raro o «a lavandería» como me dijo una vez un cliente, en realidad tiene un objetivo muy claro: que el reparto de los bienes sea justo.
¿Qué es la Colación Hereditaria?
La colación es un mecanismo jurídico que tiene como finalidad evitar que un heredero reciba más de lo que le corresponde por derecho. Se aplica cuando uno de los herederos ha recibido un bien del causante (la persona fallecida) en vida, ya sea una donación, un adelanto o cualquier otro tipo de transmisión de bienes. En estos casos, el valor de ese bien adelantado se colaciona a la herencia, es decir, se suma al caudal heredado para equilibrar el reparto entre los herederos.
Imagina que un padre ha donado a uno de sus hijos una propiedad de gran valor antes de fallecer. Ese valor se considerará parte de la herencia y se sumará al total de los bienes para asegurarse de que los otros hijos reciban su parte proporcional de manera equitativa.
La Finalidad de la Colación: Equilibrar el Reparto
La razón de ser de la colación es garantizar la igualdad entre los herederos. En principio, todos los herederos llamados a suceder tienen derecho a recibir la misma parte de la herencia, salvo disposición en contrario en el testamento. Si uno de ellos ha recibido una donación o adelanto, es justo que ese valor se reste de su parte, para que los demás herederos no se vean perjudicados por un reparto desigual.
Por ejemplo, si un hermano ya ha recibido una donación de 100.000 euros, su porción de la herencia se ajustará para que los demás hermanos reciban una cantidad proporcionalmente mayor, evitando que el hermano que ya recibió el adelanto termine con una parte mayor de la herencia.
¿Cómo se Realiza la Colación?
En términos prácticos, la colación consiste en sumar el valor de los bienes adelantados al caudal hereditario, el total de los bienes del fallecido. Este ajuste se hace de forma que todos los herederos reciban lo que les corresponde de manera proporcional. Es importante destacar que este proceso debe realizarse de manera objetiva y de acuerdo con los valores actuales de los bienes, lo que puede implicar la necesidad de realizar una tasación si es necesario.
Excepciones: ¿Cuándo No Se Colaciona?
Aunque la colación es el principio general, existen excepciones en las que un bien no será colacionado:
- Cuando el testador lo disponga expresamente: Si el testador (la persona que deja la herencia) ha indicado en su testamento que un bien no debe ser considerado como adelanto de herencia, ese bien quedará fuera de la colación.
- Bienes no destinados a la herencia: Si un bien fue donado sin la intención de adelantar la herencia, sino como un regalo personal, no se colacionará. Por ejemplo, un regalo de cumpleaños o una ayuda económica que no se considere un adelanto de herencia.
- Renuncia a la herencia: Si un heredero decide renunciar a su parte, no estará obligado a colacionar los bienes que haya recibido.
En el marco jurídico español, la colación tiene un fundamento legal claro en el Código Civil, que establece las normas para el reparto de los bienes de una herencia. Los artículos 1036 y 1037 del Código Civil se refieren expresamente a la colación.
¿Qué Sucede si No Hay Acuerdo?
Si los herederos no llegan a un acuerdo sobre qué bienes deben ser colacionados, ese desacuerdo puede llevarse ante los tribunales. En este caso, será el juez quien determinará qué bienes deben sumarse a la herencia y cómo debe hacerse el reparto. Para evitar problemas, siempre es recomendable contar con el asesoramiento de un abogado especializado que pueda guiar a los herederos en el proceso.
En conclusión, la colación hereditaria es una herramienta esencial para garantizar que todos los herederos reciban su parte justa de la herencia, teniendo en cuenta los bienes adelantados por el causante en vida. Su función es clara: evitar que un heredero se beneficie desproporcionadamente y asegurar que el reparto sea equitativo y justo. Como en cualquier proceso sucesorio, es crucial tener claridad sobre las reglas para evitar disputas y asegurar una distribución transparente de los bienes.